El punto y coma establece una pausa menor que el punto y mayor que la coma. Si bien tiene usos normativos, en la mayoría de ocasiones se puede sustituir por coma —si la oración anterior es corta— o por punto —si la oración anterior es larga—. Y si no, pues también; pero el punto y coma da caché. Su uso conlleva una implicación lingüística que advierte: «Eeeeehhhhh, yo sé escribir mogollón de bien, podría haber usado una coma, pero he usado un punto y coma, ¿mola o qué?».
Yo nunca pensé en tocar en un crucero. Ni se me pasó por la cabeza. El mar me marea, you know?, pero sin dinero no se puede vivir, no… All you need is money… Sí, tú lo sabes bien…, lo sabes bien… Toda esa gente, todos esos viejos ricos, esos snobs, se sienten diferentes por escuchar jazz de camino a las malditas islas Griegas. Pero, ¿sabes qué?, ´you know what?, no lo son, no; no lo son. Yo toqué en el Cotton Club, you know?, ¡en el maldito Cotton Club junto a Lena Horne y Bessie Smith!… y ahora estoy aquí, sí, aquí…
El punto y coma jerarquiza la información. Por ejemplo, en una enumeración con elementos complejos —los que, verbigracia, incluyen comas— separa los elementos coordinados a un nivel superior de los coordinados a uno inferior. De esta forma, el texto es más claro y su lectura, más sencilla.
En estas ocasiones, el último elemento puede ir separado por punto y coma o, para que se vea bien que finaliza la enumeración, por coma.
Ouh yeahhhh, yo toqué con los grandes: John Coltrane siempre me decía «Dale ritmo, Big Boy»; Charlie Parker me sonreía mientras cantaba I didn´t know what time it was; Big Mama Thornton me llamaba «my Little King of Bass», y Jimmy Rushing me pidió ayuda para componer Song of Duddy Blues in Omaha City… Sí, ooh síí, fuimos grandes, muy grandes…
El punto y coma separa oraciones sintácticamente independientes entre las que existe una estrecha relación semántica. O sea, cuando la frase posterior difiere de la anterior, pero de una manera en la que coma se queda corta pero el punto se pasa de largo.
Ouh yeah, Dexter Gordon, Johnny Hodges, Billie Holliday, Thelonious Monk, Miles Davis, Jamie Davis, Art Davis, Sammy Davis Jr., Walter Davis Jr., Stanley Davis Jr., Latavius Davis Jr., Scottie Davis Jr., Xavier Davis, Michael Davis, Steve Davis, John Davis III, Landon A. Davis VII, Stuart M. Davis, Bette Frog Davis, Desmond H. Davis, Donald Duck Davis, Dee Dee Davis… con todos los grandes, con todos; y nunca lo hice por dinero, nunca. Lo hice por el jazz, por el dios del jazz, el gran dios del jazz que nos permitía tocar un do, luego un sí, luego un la, un mi un fa un sol y otra vez un sí y sentirnos inmortales; y por las chicas, claro; ah, las chicas, ouh yeah, las chicas, también por las chicas, por supuesto, oh, las chicas…
El punto y coma separa los elementos de una lista cuando se escriben en líneas independientes y todos se inician con minúscula (a no ser que la mayúscula inicial sea obligatoria como, por ejemplo, en un nombre propio). Eso sí, detrás del último se coloca punto y no punto y coma, que para eso es el último.
Llevo una lista, sííí, una lista con todas las chicas con las que pasé una noche. Algunas eran auténticos bombones; chicas de labios rojos y largas pestañas con las que cualquiera querría casarse… Pero no, yo no era de esos… para bien o para mal yo no era de esos… ¡Sí, mira, mírala, aquí la tengo, aquí la tengo! ¡No miento, aquí la tengo!
— Samantha Glorienmeyer, que era rubia como el amanecer en Poplar Bluff, Missouri;
— Regina Stamatopoulos, de extraordinarias raíces griegas y un gran corazón;
— Betty B. Bush… la triple b… oh, Betty, cuánto te extraño, Betty;
— el fuego latino se agazapaba tras los ojos negros de María de la Concepción Romero de Todos los Santos, la bella María;
— Marilyn Elizabeth Tisdale, la reina de Dakota del Sur, capaz de tocarse la nariz con la punta de la lengua;
— Caroline Moore de Carmichael… ouh yeah, Caroline, la dulce Caroline, the sweet Caroline, sí, Caroline, tú fuiste la mejor de todas.
El punto y coma se coloca delante de conectores de sentido adversativo, concesivo o consecutivo como pero, mas, aunque, sin embargo, por tanto, por consiguiente, etc., en función de la longitud de la oración anterior.
Hubo más, muchas más, esta solo es la lista del gran julio del 54, ouh yeah, el gran verano del 54… Pero, sí, las chicas eran maravillosas, todas eran maravillosas… todas eran maravillosas… Ahí estaban, en las giras con Duke Ellington y Count Basie, en los mejores locales de New York, Buffalo y Chicago; pero también en el sur: en Macon, Georgia; en Greenville, Alabama; en Bogalusa, Mississipi, y por supuesto en Neeewww Orleans… ouh yeah, New Orleans…
Es decir, que si es corta se pone coma, si es media se pone punto y coma, y si es larga, punto. ¿Y quién decide si es corta, media o larga? Pues tú, que para eso es tu texto.
En New Orleans nos reuníamos con los herederos de Buddy Bolden y Jelly Roll Morton y allí improvisábamos… sí, empezábamos a tocar y surgía la magia, ouh yeah, nuestra magia… El dios del jazz nos concedía su favor y las chicas, negras y también blancas, se nos echaban encima; pero siempre eran diferentes, siempre diferentes… y eso era lo mejor de todo, ouh yeah.
Ah, y el plural de «punto y coma» no es ni «puntos y coma» ni «punto y comas» ni «puntos y comas», sino igual que el singular: «los punto y coma».
¿Por qué me miras así? ¿No te lo crees? ¡Pues créetelo, chaval! Yo soy Dexter Sadness III, yo toqué el bajo en el Friar´s Inn delante de Al Capone y sus secuaces; yo me inventé el Dizzy for President; yo escribí Goodbye Pork Pie Hat y no Charles Mingus; yo inventé los Wolverines junto a Dudley Mecum y le di un puñetazo en los morros antes de abandonarlo; yo fui el músico albino de Charlie Parker y no el imbécil de Red Rodney; ¡que me aspen, yo creé el duba-duba-duba-du! ¡Así que no me mires con esa cara, maldita sea, y sírveme otro whiskey!
Ouh yeah!